Como una entrada especial quiero dedicar esta al Lic. Miguel López López f.m.s. , rector de la Universidad Marista, mi Universidad, que falleció el martes pasado, alrededor de las 18:30 horas.
El miércoles asistí a la misa de cuerpo presente para darle un último adios a nuestro querido Viejo López.
Es común que cuando muere alguien, se digan todas la cosas buenas y se haga del personaje en si, un santo. Miguel López no fue un santo, fue un ser humanos con sus defectos y virtudes, pero si fue un visionario y un maestro ejemplar.
Desde que cursaba la secundaria en el Instituto México primaria, El viejo, ya era leyenda, titular de unos salones de tercer año, después de haber pasado como director de varias escuelas maristas, incluido el CUM, mi querida preparatoria.
En esos años de 1993, Don Miguel decidió hacer realidad un sueño que traia consigo ya tiempo atrás. Abrir una Universidad, que siguiera el ideal marista de educación. Muchos fueron los obstáculos, poco el apoyo de la congregación, pero terco y obstinado, y al mismo tiempo soñador, López logró su sueño y fundó la que en ese momento se llamo Centro Universitario México, División de Estudios Superiores.
Posteriormente mientras estudiaba en la preparatoria, y como la Universidad no tenía un plantel propio, coincidimos en el mismo plantel, el CUM. Siempre apoyando a la Rondalla, tuve cierto acercamiento a aquel Marista dicharachero que le gustaba estar siempre entre la juventud.
Después de dos años en el ITAM, me cambié al CUMdes, donde inicié mi carrera de Ingeniero Electromecánico. Ahi ya como mi rector, continué en contacto con el buen maestro.
No voy a negar que ciertas decisiones que tomó en la Universidad, no fueron, desde mi punto de vista las mejores, pero tampoco fueron decisiones que hundieran nuestra institución.
Posteriormente ya con el reconocimiento oficial de la provincia, se cambió el nombre a Universidad Marista (UMA) y también ya, más integrado a ella, emprendí, junto con tres compañeros, dos de ellos, los que puedo considerar mis mejores amigos durante mi licenciatura, el proyecto de Aleph, la revista de la escuela de ingeniería.
Fue ahí donde mi relación con el viejo fue mayor, gracias a él, la revista salió a flote, para convertirse de un folleto de copias a una impresión de una revista real a colores, que fue nuestro orgullo.
Mucho fue el apoyo que tuvimos de él, muchos fueron los chistes y bromas que compartimos, anécdotas, contactos, en fin. Una deuda que le tendremos por toda la vida, ya que ese proyecto nos ayudó a nivel personal a crecer y aprender mucho.
El viejo murió como quería, al pie del cañón, trabajando. Después de terminar su intervención en la junta de directores y pedirles que, entregaran por escrito, sus compromisos para hacer crecer más a la Universidad, en el campus nuevo de Tlahuac que vio nacer y consolidarse, con todas las carreras, maestrías y ahora hasta un doctorado, estando ahi, trabajando por su sueño, su sueño imposible, que el infarto sobrevino y falleció en su oficina.
Fue una muerte rápida y en las condiciones que estoy seguro le habrían gustado más, Dios lo llamó y ahora, estoy seguro, velará por su familia marista, de hermanos, alumnos, maestros, etc. desde el cielo.
Durante la misa, un nudo en la garganta se me formó y no negaré que hasta mis ojos vidriosos se tornaron. Pues le digo adios a un gran maestro y me atrevo a decir, un gran amigo. Cuando la misa termino y caminaba en la fila hacia el ataud, el grupo de alumnos que cantaron la misa entonaban "Confiad, recurrid" y así, cantando "Nuestra vida es como el trigo que muriendo forma el pan, amasado por la entrega, el amor y la verdad." le di el último adios a nuestro querido viejo.
sábado, septiembre 02, 2006
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1 comentario:
El conocer y tratar de cerca a una persona así y saber que la perdimos siempre es motivo de tristeza, y ahora me enteró quien y que fue lo que hizo el "Viejo", el interes por la educación y la formación de personas de bien, no aplica a tí mi buen Al, jajaja, pero te acompaño en tú luto.
Chido y q.d.e.p.
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