Hace ocho días, estaba cómodamente en Huatulco, disfrutando de mis primeras vacaciones como Ingeniero.
Fue un viaje muy agradable, no sólo por el lugar, sino también por la compañía.
Es un hecho que descanse mentalmente de las presiones laborales, de los nerviosismos personales y hasta de las incertidumbres electorales.
A destacar, la experiencia a la que mi amiga Ana, nos incitó, el bucear. Fue raro, mis oidos se negaban a cooperar al principio, pero fuera de una alergía extraña a los corales, todo salió bien. Una vista muy padre, una sensación rara, pero agradable. Que también me puso a reflexionar sobre el espíritu conquistador del humano. Somos una raza conquistadora, que se sobrepone a las limitaciones físicas que la naturaleza le impuso. El suelo es nuestro, aunque es tan nuestro que hemos, soberbiamente, destruido mucho de él; nos impusimos en el aire, haciendo realidad el sueño de Da Vinci y al final, dos ambientes para los que definitivamente no estamos hechos, la profundidad del oceano y el espacio... estas son las grandes fronteras que se nos escapan, pero que al final empezamos a adentrar. Esperemos que con más responsabilidad que en los otros ámbitos
Fueron pocos días, pero muy agradables. Espero que la experiencia pueda repetirse más seguido.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario