domingo, octubre 23, 2005

They look like big, good, strong hands. Don't they?

Realmente estoy algo acongojado. Siempre he tenido una manera peculiar de ver las cosas y, aunque no creo tener la verdad absoluta, si creo en mis ideas e ideales y trato (si bien no siempre lo logro) de vivir acorde a ello.

Empero, cada día que pasa siento ya no que nado contra la corriente, si no que me estoy aventando a un vacío. La realidad social muchas veces me desagrada, pero estoy consiente de que no la voy a cambiar así como así, que si algo lograré será para mi persona y punto, aunque no niego que a veces me gustaría compartir mi forma de pensar, es decir, no verme solo. Pero aunque creo que mis ideas son fuertes y con sustento, veo que se escapan de mis manos, por más fuerte que las sostenga.

Y es que todavía creo en que mi profesión tiene una función social, en que la corrupción y el “chanchuyo” pueden cambiarse si cada uno actuamos desde nuestra trinchera, en que hombres y mujeres merecen el mismo respeto y los mismos derechos y obligaciones aunque me tachen de patán por “no saber tratar a una mujer”, y es que yo trato con seres humanos. En que para mi es más importante tener ética profesional que hacer dinero a costa de lo que sea, creo que no todo se puede comprar y hay cosas que escapan al maldito capital.

Pero, en un santiamén, me doy cuenta que la mayoría piensan que son solo cuentos de hadas de un soñador, nada realistas y que “trabajo en la empresa equivocada” o “vivo en el país equivocado” y talvez yo añadiría, existo en el mundo equivocado. Muchas veces me dan ganas de tirar la toalla y dejarme llevar por la corriente, pero siempre hay algo en mi que no me deja vivir tranquilo así. Entonces caigo en la paradoja, ya que tratar de “vivir esos ideales” trae constantes dolores de cabeza y vivir bajo los cánones establecidos me trae un dolor más fuerte por sentir que me traiciono a mi mismo.

Pienso que muchos empezamos siendo idealistas y poco a poco, ves, cuales de esos idealismos son factibles o no, pero llega un punto donde te das cuenta que la gente a tu alrededor ha desechado sus ideales y se entrega al ritmo social sin más, talvez yo me resisto y me resistiré, la pregunta es ¿por cuánto tiempo?

They look like big, good, strong hands. Don't they? I always thought that's what they were. My little friends. The little man with his racing snail, the Nighthob, even the stupid bat. I couldn't hold on to them. The nothing pulled them right out of my hands.
I failed…Listen, the nothing will be here any minute, I will just sit here and let it take me away too. They look like big, good, strong hands. Don't they?

3 comentarios:

Errantus dijo...

A esto nos enfrentamos todos tarde o temprano en nuestras distintas trincheras, Al. ¿Hasta dónde puede uno ceder antes de quebrarse? ¿Cómo mantener nuestra ética y principios en el medio de tanta apatía, ojos que voltean hacia otra parte y chanchullos miles...

Yo por eso no pude seguir trabajando en Hacienda. Era un asco.

Anónimo dijo...

Mmmm... Una cosa es tener principios y otra muy distinta es querer imponer nuestra filosofía a los demás.

No se trata de perder la ética o los ideales, sino de comprender que se debe respetar el derecho inalienable de las personas a estar equivocadas... XD

Se trata de salud mental, si vas a ir por el mundo tratando de cambiar a la gente, vas a sufrir mil berrinches porque a la gente le choca que le traten de cambiar la vida, aunque sea por su propio bien, por eso es que a las personas que sacrifican su existencia por ideales se les beatifican, les hacen estatuas y esas cosas. Pero es una desición personal si uno decide instalarse en esa incómoda postura pseudoheroíca-mártir de sufrir por sus ideales, pero si es tan vital, so be it.

Yo digo que... se puede vivir una vida muy digna, equilibrada y respetable sin tener que hacer de ella un discurso didáctico para el prójimo.

JM Sandoval dijo...

Mi estimado amigo, todos nos enfrentamos a lo mismo. Deberías sentirte orgulloso porque tienes la capacidad de distinguir la nobleza de la malicia.

Vivimos en un mundo que día a día consolida una dinámica terrible: la apatía. Eso es una realidad innegable.

Cada uno es libre de ser como quiere, tú e incluso los malandrines, ¿cierto?

No es que tus ideas se escapen de tus manos, es que quizá estás inmerso en un medio que no te corresponde.

Ánimo, Álvaro. No te encierres en pequeñeces. El mundo es mucho más que una caterva de estúpidos pusilánimes.

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